Por Jorge Quiñones
Con la finalidad de promover la interacción y las buenas relaciones con los habitantes de la urbanización Monserrate, la Universidad Privada Antenor Orrego, mediante la labor de su Oficina de Proyección Social, planea desarrollar un proyecto conjunto para tratar los problemas que más aquejan a la zona. El anuncio lo hizo Janeth Velásquez Gálvez, jefa del área promotora de la campaña.
Janeth Velásquez, jefa de Proyección Social de la UPAO.
Además, agregó que las actividades oficiales empiezan en mayo e incluyen la presentación, promoción e implementación de este blog, a fin de que los vecinos cuenten con un medio de comunicación propio, que registre el acontecer de su localidad.
-Licenciada, ¿cómo surge la iniciativa de trabajar con Monserrate?
-Bueno, la Oficina de Proyección Social de la UPAO se basa en un modelo de responsabilidad social, y en él, la universidad tiene que tener un comportamiento ético con sus grupos de interés. Uno de esos grupos es justamente los vecinos de la Urb. Monserrate y su entorno inmediato. La universidad básicamente busca tener una relación, un diálogo de “buen vecino” con sus habitantes, porque tenemos conocimiento de que existe un problema de percepción del impacto de la universidad en esta zona.
-¿Por qué?
-Porque definitivamente la universidad ha generado todo un crecimiento económico, ese desarrollo de negocios. Al mismo tiempo, los alumnos consumen y desarrollan parte de su vida, como jóvenes que son, en lugares como pubs, restaurantes, librerías, salas de Internet, etc., entonces eso genera una percepción negativa respecto a este tipo de consumo, que en algunos casos es de bebidas alcohólicas, y en función de esto la imagen del alumno universitario cambia, se transforma, es mal vista.
-Pareciera que la UPAO hace este proyecto más por rescatar su imagen que por una causa social propiamente dicha.
-No, es que el problema social existe definitivamente. La universidad no es la única responsable, pero está involucrada porque se trata de su público interno, por un lado, y por otro, se trata de un vecino, con quien se quiere entablar, de manera responsable, una práctica de “buen vecino”. Es decir, en la medida en que fuera posible, tratar de lograr que los impactos sean siempre positivos. Ahora, todo esto como resultado nos podría dar una mejor imagen, pero es, en todo caso, el resultado de todo un manejo real y concreto de responsabilidad con el entorno inmediato.
-¿Solamente se ciñe a Monserrate o se piensa trabajar con otras zonas?
-Tenemos varios grupos de interés en mente, pero se va a empezar con Monserrate. Es un primer esfuerzo, diríamos.
-¿Mediante qué actividades?
-Tenemos un proyecto que nace de una investigación que arrojó que así como existen situaciones problemáticas por la interacción de alumnos, docentes y personal administrativo con toda esta zona comercial, también existen problemas por parte de quienes brindan los servicios, porque no reúnen los niveles de calidad. Por ejemplo, se registraron casos de pensiones de alimentos que no respetan las normas de salubridad, o no ofrecen dietas balanceadas; otro problema es el de seguridad, la delincuencia. La universidad va a insistir en los puntos que pueda, pero como todo problema social es complejo, hay cosas en que no solo la universidad puede intervenir, sino que necesita del apoyo de la Municipalidad, las autoridades.
-¿Y ya se ha coordinado con las autoridades?
-Sí, ya hemos tenido un primer diálogo con el alcalde vecinal de Monserrate, que está muy interesado es que se ponga en práctica este proyecto. Vino aquí, a la universidad, para ver de qué manera podemos trabajar, la predisposición es definitivamente buena, positiva, oportuna, adecuada. Estamos terminando de procesar la información del diagnóstico y preparando la propuesta para presentarla a los representantes vecinales de Monserrate.
-¿En qué va a consistir esa propuesta?
-El proyecto se ha denominado INTERVENCIONES: Capacitación y Comunicación, como práctica de buenos vecinos. Como nosotros tenemos como fortaleza un recurso humano capacitado, profesionales de primer nivel en diversas áreas, se piensa brindar capacitación a los pequeños negocios sobre los principales problemas encontrados, por ejemplo, en los alimentos, que estaría a cargo de la Escuela de Industrias Alimentarias, sobre el tema de manutención, salubridad, dietas balanceadas, etc.; también capacitaríamos en lo que es gestión de negocios, calidad de servicios a los clientes, que estaría a cargo de las Escuelas de Ciencias Económicas, y así. Por otro lado, se va a intervenir en actividades de comunicación, mediante campañas de sensibilización frente a la imagen que nuestro público interno ofrece cuando sale a consumir productos que van más allá del tipo académico, como bebidas alcohólicas, buscando una manera adecuada para que evalúen individualmente el impacto negativo que genera y hacer que eliminen esa costumbre. Esos son algunos de los planteamientos.
-¿Desde cuándo empieza la ejecución del proyecto? ¿Durante cuánto tiempo?
-A partir del mes de mayo, finales más o menos. Por ahora estamos terminando de hacer los cronogramas de capacitación e intervenciones. Los planes son anuales, entonces, vamos a hacer un plan de experiencia para todo este año y al final evaluaremos los resultados. Eso no significa que ahí se acaba el proyecto, no, porque vecinos vamos a ser siempre, sino que los estudios servirán para planificar una segunda fase para el año siguiente.
-¿Van a contar con algún apoyo adicional?, ¿empresas privadas, etc.?
-Básicamente se piensa triangular el trabajo entre Universidad, Gobierno y Comunidad, pero si oportunamente se quiere integrar alguna empresa, institución u ONG, bienvenido sea.
-Finalmente, a propósito de la comunidad, ¿qué expectativas tiene de ella para con el proyecto?
-Muchas, porque de parte de la universidad vamos a brindar un soporte de formación técnica, pero ya son los mismos habitantes de la urbanización y los dueños de los negocios quienes tiene que poner de su parte para implementar las medidas que se les sugiera en las capacitaciones, entonces, la espera en realidad consta de 2 niveles. El nivel de información, que esperamos se comprenda esta apreciación de que somos vecinos y existe una interacción, y el nivel de la ejecución de las prácticas, donde sí esperamos una respuesta inmediata, que se adopten las prácticas sociales.